Capitulo 2 de Nami yo Kiite Kure «Wave, Listen to Me!»

Dos caras de una misma historia

Como señalé la semana pasada, el estreno de Nami yo Kiite Kure fue una historia de dos mitades para mí. La parte A me causó un gran disgusto (hasta el punto de que por un microsegundo o dos consideré la posibilidad de dejarlo). Pero me gustó mucho la parte B – había flashes que mostraban que algo bastante convincente podría estar al borde de esta premisa. La pregunta para mí, entonces, era qué mitad de ese episodio era más apropiada para el tipo de programa que Nami yo Kiite Kure «Wave, Listen to Me!» realmente es.

No creo que pueda responder a esa pregunta con total confianza todavía, pero basándome en este episodio me inclinaría ciertamente hacia la respuesta que esperaba – esto fue realmente agradable. La tendencia de esta temporada que me gusta es que parece que tenemos varias series (casi todas seinen) sobre adultos, aunque la otra cara de la moneda es que nos está demostrando que por sí sola no es suficiente (la serie tiene que ser realmente buena). Nami se siente cómodo en esa situación, no está expresando sus situaciones adultas en clichés de anime adolescente. Esta es en realidad una serie sobre adultos escrita por un adulto, con un cinismo cansado del mundo (y protagonista) que se siente realmente auténtico.

Estamos conociendo los cimientos de la serie

Hay muchos cimientos sobre los que construir aquí. Hay una buena química entre Minare y Matou-san (Fuji Shinshuu no es un gran nombre de seiyuu, pero es bastante efectivo en este papel). Ambos se vuelven más interesantes cuanto más aprendemos sobre ellos, lo que es una buena señal. Matou es un poco delincuente, pero es muy astuto. Claramente se metió en la radio porque estaba aburrido de la televisión y odiaba tener que obedecer a los ejecutivos, y aquí puede ser un gran pez en un pequeño estanque. También me gustó la revelación de que había estado en la Voyager (la sucesora de Gagarin, ROFL) y había escuchado su programa en el equipo de sonido, lo que hace que lo que sigue sea menos absurdamente casual.

Lo que vio en Minare

Lo que Matou dice sobre Minare (cuya voz aparentemente le recuerda a un cómic que le encantaba, aunque obviamente hay mucho más en esa historia) es muy astuto. La capacidad de hablar con fluidez sin que suene a guión, tanto si lo es como si no, es como el oro de la radio y la televisión. Minare es natural en todos los sentidos de la palabra, y Sugiyama Riho hace un buen trabajo retratando eso. Minare es como un coche deportivo sin silenciador y con mala dirección – es rápido, es ruidoso, no siempre sabe a dónde va, pero no puedes quitarle los ojos (y los oídos). También es demasiado inteligente, pero está confundida sobre sí misma y su vida, una esclava de sus propias emociones.

Este espectáculo también es muy divertido. Por ejemplo, los chistes sobre «mino era la abreviatura de minotauro», y Minare paleando nieve en la entrada de su madre eran (para mí) mucho más divertidos que cualquier cosa en Kakushigoto. Cuando la comedia es parte de la fórmula de una serie es obviamente crucial que sea realmente divertida, y Nami a Kiite Kure lo es. Pero la comedia se basa en la vida real, y la vida de Minare parece tambalearse en el precipicio entre el absurdo y la desesperación en todo momento. Eso es lo que la hace convincente para escuchar (junto con su talento) y creo que eso es lo que Matou vio en ella.

Aún nos queda mucho por desarrollar

Hay una sensación general aquí de que hay más para todos, desde Takarada-san (Shimada Bin) a Nakahara-san (claramente enamorado de Minare-san) al resto de la banda de radio e incluso Suga Mitsuo, de lo que se ve a simple vista. Esta es una adaptación de un manga en curso lo que me causa gran preocupación, pero Nami yo Kiite Kure tiene mucho potencial. Creo que sólo hemos rasguñado la superficie de lo que estos personajes y esta premisa tienen para ofrecer, y esta semana se dio un gran paso para salir de la burbuja.

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